Reflexionando el amor

17. Reflexionando el amor
Yesenia de Catota

¡Cuánto mi niña ha crecido!

¡y cuanto amor mi corazón alberga!

que cuando el propósito llama

el límite en la inmensidad se pierde

¡Luna envidiosa alumbra!

que el amor puro camina

abrazando a la morena noche

y al rebosante día.

Porque no hay reto, ni meta

que feliz no cruzaría

en busca de darse entero

pues no conoce del miedo

pero si de la alegría.

Amor que se nutre en sí mismo

y no precisa más fuentes

amor que no espera propina

ni el reconocer de la gente

Amor más que el de la carne

amor de corazón y alma

amor que no se expresa en palabras

amor que se siente con fuerza

en  los huesos y en el alma

Amor diferente al del cuento

amor diferente al del resto

amor mío que te entrego

todo, todo por entero

El miedo en su discurso dice:

¿para qué entregarse entero?

si el otro no lo vive pleno

o puede que no sea sincero.

La cobardía refuerza

contando uno por uno

los sueños rotos de otros

y las bienaventuranzas del solo.

También habla la duda

mesclada con la ironía

diciendo cosas tan duras

que repetir no podría.

Sin embargo el amor sigo entregando día a día

ignorando a los celos

 y a la dura apatía

Reinventando la rutina

cosechando besos nuevos

aceptando cada arruga

y cada desasosiego.

Disfrutando las sonrisas

las caricias del encuentro

reflexionando en la ausencia

el valor de la presencia.

Dura, dura intermitencia

que pausa el fuerte impulso

de la pasión ardiente

y poco a poco controla

lo que el sin control embellece.

Ráfaga de pensamientos

flotando en mi cabeza

en contra totalmente

de lo que el corazón expresa.

¿Será acaso solo un sueño,

o será solo un desear?

son cosas que la cabeza

quiere que empiece a pensar.

Más la claridad me llega

en el dulce palpitar

y en amor se traduce

toda esta realidad.

Te amo con todas mis fuerzas

y eso no puede cambiar

solo puede acrecentarse cada día  un poco más