28. A
un tal Carlos
Yesenia de Catota
Escondido tras un trozo de mi alma
un ángel sonriente asecha
bello como la vida misma
inocente cual sueño imposible.
Capaz de invocar el instinto
que por hoy se encuentra triste
al querer seguir volando
aunque le cortaron las alas.
Gota de agua tan pura
vertida desde otra fuente
gota de agua tan mía
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