ELLA QUE ERA…. FUE.
Aquella
que desde niña
palmeaba
todos los días,
frente
a los hierros candentes
de
la pequeña comuna
Nunca
tuvo bella cuna,
ni
muñecas, ni juguetes,
a
lo mucho rehiletes
rescatados
en hazaña
De
los cables o las ramas,
donde
los vientos traviesos
los
pusieron sin dudar.
Era
tan seca de carnes,
que
siempre lució muy niña;
pero
niña desgastada
y
sin ganas de jugar.
Tenía
sueños de altura
e
ideas atrevidas,
era
suelta de palabras
y
se le daba estudiar.
La
escuela era “gratuita”;
solo
debía lograr
que
no estorbara al trabajo
de
la casa o del mandado,
Ni
tampoco a la cocina,
al
cuido de los cipotes,
ni
a todito lo demás.
Sucedió
que llegó el día
en
que debía saltar
de
la escuela y de los sueños
a
la cruda realidad.
Al
principio, llegó tímida;
pero
comenzó a observar
cómo
funcionaba todo
aquel
mundo material.
Entendió
que había reglas,
más
fuertes que las escritas,
menos
nobles, nada altruistas,
y
que debía cuidar
El
contenido de su alma,
si
en serio quería avanzar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Que tus palabras edifiquen.